Tuesday, August 12, 2008

Capullito de Alelí

INT. CAFÉ DULCINEA - TARDE

"La Luz de la tarde penetra con fuerza a través del cristal de la ventana. Gabriel cierra los ojos con una mueca de disgusto empujando las portezuelas de madera para esquivar los intensos rayos solares.

Paula sostiene nerviosa su cigarrillo, lo eleva temblorosa a la altura de sus labios y tímidamente toma el mezclador fingiendo concentrarse en la taza de café y las raciones de azúcar que vierte lentamente en la bebida.

-Ya está frío, no tiene objeto mezclarlo tanto- dice él rompiendo el silencio.

Ella no se atreve a mirarlo a los ojos, no precisamente porque él la intimide, sino porque se siente ajena a todo el espacio, a la voces de la multitud que se disipan y se hacen cada vez más lejanas; a él, al tiempo que ha pasado, a esa inquebrantable brecha y la ridícula pretensión de intentar unir con una bandita aquel maltratado y manoseado lazo que los comunica y que ahora sólo se resume a una dependencia funcional.

A quien le abra mis piernas o no, no es problema tuyo, ya no somos nada- dice ella al fin, mientras deposita el empaque de azúcar vacío en el cenicero

-Deberías dedicarte a eso, finalmente es lo que mejor sabes hacer- responde él con determinación.

Ella esboza una ligera sonrisa, levantando forzadamente una parte de su labio superior, como un gruñido ahogado.

-Aunque deberías considerar que como puta te iría muy mal, tampoco sería un negocio lucrativo.

Paula contiene las lágrimas que se acumulan en el borde de su ojo, como goterones que quieren precipitarse al vacío y se deshacen con el mínimo roce de la misma manera que se pierde el encanto por la vida (...)"

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